Todos nosotros, cuando somos adolescentes, cometemos errores. Lo triste es cuando un joven comete un pecado que lo hunde para siempre. Aunque no cometa un pecado, supongamos que escoge un compañero para la vida que no estaba en el plan ni en la voluntad de Dios; pues va a sufrir las consecuencias hasta que la muerte los separe. ¡Qué drama y que horror tal innecesaria conclusión a una vida!
El ser humano, la señorita, el joven , natural y normalmente busca un compañero para la vida. Esto es perfectamente normal y justo. Quiero que esto sea lo primero que se grabe en la mente de mi amable lector. La Biblia nos dice que Dios creo al hombre: Adán. El creó a toda la raza humana. Luego que Dios hubo creado al hombre, la Biblia indica que dijo estas palabras: "y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre este solo; le haré una ayuda idónea para él. Jehová Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán...; más no se halló ayuda idónea para él" (Génesis 2.18). Más adelante dice: La Biblia que "de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre hizo una mujer, y la trajo al hombre. y dijo entonces Adán: Esto es, por fin, hueso de mis huesos y carne de mi carne" ( Génesis 2 ) Es cierto: el atractivo que el joven siente por la señorita, y viceversa, es el ideal planeado por Dios mismo. El deseo de casarse, de compartir la vida con una persona del sexo opuesto, es el plan de Dios para la juventud de nuestros días. y tu, joven, señorita, debes saber que es perfectamente normal y maravillosamente hermoso cuando uno siente ese atractivo hacia una persona del sexo opuesto, cuando empieza a pensar con alguna seriedad: "Un día me voy a casar" .
Autor: Luis Palau.
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