EL MATRIMONIO ¡ARRÁNCATE LA MÁSCARA! En cierta ocasión me vino a ver un caballero con un profundo problema en su hogar. Era un hombre que tenia varios años de casado y tenia ya algunos hijos. Sin embargo, este caballero se encontraba en un profundo conflicto con su esposa. Prácticamente estaba sollozando cuando se presentó para conversar. Este señor, culto, de buena posición, comerciante, me dijo: "No puedo seguir más con mi esposa". Le hice una serie de preguntas para investigar cuál era su problema, posición y sentimientos. Al fin puso el dedo en su llaga cuando me dijo: "La mujer con la cual vivo ahora no es la joven con la cual yo me casé". Yo le pregunté: ¿Qué quiere decir?" El dijo: "No, no me entienda mal. Es la misma señora, la misma mujer, pero una cosa era ella cuando éramos novios y otra cosa muy distinta es ahora que estamos casados. ¡Si yo hubiera sabido lo que se ahora, ahora que la conozco de veras, jamás me hubiera casado con ella!" Este hombre no está solo en su dilema. No esta solo en su problema. Hay millones en la misma situación. Y quizás haya más mujeres que hombres.
Muchas mujeres, al venir a consultarnos por algún problema matrimonial, expresan: "Mi esposo cambió de la noche a la mañana". Incluso hay casos en que el mismo día del matrimonio el hombre que había sido un novio romántico y considerado, delicado y cortés, se transforma en un ser completamente distinto, violento, autoritario, demandante. La flamante esposa queda destrozada, asustada; sus sueños quedan hechos añicos en ese mismo momento. Uno de los problemas más grandes de la humanidad es que pretendemos ser lo que no somos. Vivimos, no como somos, sino con una máscara que hemos creado de lo que nosotros creemos que debiéramos ser. Los novios, antes de que llegaran a ser esposos, deben arrancarse las máscaras y las .apariencias. Deben empezar desde el primer día en que se conocen.
Debemos exponer nuestra alma honestamente. Debemos ser sinceros. Debemos desechar las poses falsas, quitar toda fachada, toda apariencia. No debemos encubrir lo que somos pretendiendo ser lo que no somos. En una palabra, debemos ser sinceros, honestos, abiertos. Debemos mostrar lo que somos. Por cierto que lo haremos con prudencia. Pero es una injusticia y una mentira horrorosa pretender ante la novia o el novio ser lo que no somos. ¡Basta de mentir descaradamente! El decir que somos hijos de ricos cuando no lo somos, o que tenemos estudios universitarios cuando no los tenemos, no tiene otro calificativo que el de descarado engaño que mucho costará remediar.
Falsedad sutil
Pero hay otro sentido. En 2 Corintios capítulo 4, en este maravilloso libro que se llama Biblia, inspirado por Dios, Pablo el apóstol nos dice así: "Antes bien renunciamos a lo oculto y vergonzoso, no andando con astucia ni adulterando la Palabra de Dios, sino por la manifestación de la verdad, recomendándonos a toda conciencia humana delante de Dios". ¡Qué fantástico será tu noviazgo, joven! ¡Qué fantástico puede ser tu matrimonio para ti que ya eres casado, si hoy resuelves, de una vez por todas, no tener nada más que esconder, nada que ocultar! ¡Qué alivio maravilloso! ¡Qué tremendo el descanso de la conciencia cuando un individuo no esta ocultando nada a su mujer, o a su novio o novia! ¡Qué enorme alivio que siente el alma del ser humano, su conciencia, su espíritu, su ser, cuando se despoja de toda hipocresía, de toda máscara, de toda apariencia! De repente, comienza a ser lo que realmente es, está en camino de ser lo que debiera ser.
autor: Luis Palau
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