Recientemente, en un país de América Latina, ocurrió un caso inusitado. La persona que lo contó es amiga de mi esposa y se que el caso es verídico. Yo mismo he conversado con personas que me han dicho palabras similares. Cierta señorita, de dieciocho años de edad, se acercó a nuestra amiga y le dijo estas palabras: "Señorita, yo no quiero casarme porque los hombres de esta parte del país son poco dignos de confianza. Yo no me quiero casar porque sencillamente, no podría confiar en mi marido. Pero permítame una pregunta: ¿Sería posible que yo tuviera una criatura para que yo la pueda amar y cuidar, pero sin el compromiso del matrimonio?"
¿Derecho a ser infiel?
¡Imagínate! Parece increíble que una joven criada en una iglesia cristiana donde se predica la Biblia, siquiera piense en una cosa así. Por supuesto que la Biblia enseña que tal cosa no se debe hacer. Sin embargo, esta señorita tiene un problema muy real. El problema es este: que hay demasiados hombres que son de absoluta falta de confianza, son infieles de corazón. La desgracia y maldición de la América Latina es que un alto porcentaje de los hombres, aun muchos que se dicen ser cristianos, son de carácter tan infiel y han sido criados en condiciones de tanta infidelidad e inmoralidad, que creen (y hasta lo creen con toda sinceridad) que el hombre tiene derecho a ser infiel a su novia o a su esposa. Muchos jóvenes me preguntan: "Pero, señor Palau, ¿Cómo puedo saber si estoy enamorado?
¿Cómo puedo determinar si de veras estoy enamorado o es solo una atracción
pasajera y superficial ?. No existen fórmulas fáciles para determinar si estas o no enamorado. Una persona cristiana sincera, sin embargo, tiene ciertas pruebas. Si quieres conocer la voluntad de Dios, la puedes conocer. El señor Jesús dijo en San Juan: "El que quisiere hacer mi voluntad, conocerá mi doctrina" (Juan 7:17).
En una palabra, cuando hay voluntad sincera y dispuesta en el corazón, el Espíritu Santo de Dios se ocupa de guiar al joven cristiano. Lee estas otras promesas de Dios: "Yo soy Jehová Dios tuyo, que te enseña provechosamente, que te encamina por el camino que debes seguir" (Isaías 48: 17). ¿Qué es el verdadero amor? Hoy en día, por causa de las películas, por causa de las novelas pornográficas y por ciertos aspectos de la cultura que nos rodea, hay una tremenda confusión. Yo diría que la palabra amor es una de las palabras más pervertidas del vocabulario español. La palabra amor se ha prostituido como pocas en nuestro vocabulario. La gente piensa hoy en día que amor es sinónimo de sexo, y yo quiero afirmar, de una vez por todas, que amor y sexo no Son sinónimos, no significan lo mismo. Amar no implica, de hecho, tener relaciones sexuales, ni el tener relaciones sexuales implica necesariamente que haya amor. La Biblia dice que debemos amar a todos. La Biblia dice que "Dios es amor" (1 Juan 4: 16). ¿Cual es la esencia del amor? Según la epístola a los Gálatas, en el capítulo 5, la Biblia nos enseña que el amor es servir, y que la señal de que amamos a alguien es que servimos a esa persona.
Nosotros leemos las palabras que dicen: " Servíos por amor, lo unos a los otros" . El amor se revela en el servicio. El amor es aquello que me hace buscar el bien de la otra persona. Eso es amor. ¿Quieres saber que es el verdadero amor? Lee 1 Corintios capítulo 13. Allí tenemos un Cántico al Amor. Es un cántico inspirado por el Espíritu de Dios en Pablo, el Gran Apóstol de la antigüedad. Dice: por ejemplo: "El amor es sufrido, el amor es benigno, el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, el amor no se envanece, el amor no es indecoros0, el amor no busca lo Suyo, el amor no se irrita, el amor no guarda rencor, el amor no se goza de la injusticia, se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser".
AUTOR: Luis Palau