Entre los cristianos existe una epidemia muy destructiva que es el “doble animo”. Seria deshonesto de mi parte no reconocer antes las personas que leen este articulo, que he sufrido de doble animo durante mi caminar con Cristo, en mayor o menor grado eso es irrelevante, ante los ojos de nuestro Dios es “Doble animo” y esta enfermedad del alma afecta nuestra relación con Dios.
Los síntomas de esta enfermedad son muchos pero podemos nombrar algunos: duda, tristeza, enojo, desgano (se torna apático, no tiene ganas de nada, ni siquiera de vivir), ansiedad, insomnio, alteraciones del pensamiento (imagina tener enfermedades de todo tipo; surgen ideas derrotistas, fuertes sentimientos de culpa), alteraciones del comportamiento (tiene la sensación de vivir arrinconado), en los casos más extremos sufre pensamiento suicida (alimentan sentimientos autodestructivos).
Para poder combatir esta enfermedad debemos descubrir la causa y origen de la misma. Comencemos definiendo la palabra necesidad: En un sentido general, la necesidad es un componente básico del ser humano que afecta su comportamiento, porque siente la falta de algo para poder sobrevivir o sencillamente para estar mejor. Por tanto, la necesidad humana es el blanco al que apunta el enemigo del hombre para causar un ánimo cambiante.
El doble animo siempre está ligado a una necesidad, puede ser afectiva (amor), económica (bienes y servicios), biológicas (salud), entre otras. Quiero que le quede claro que si está padeciendo de doble animo, examínese con cuidado y vera que la raíz de su mal es la necesidad de algo.
Ahora podríamos decir que la solución o cura a esta enfermedad seria satisfacer la necesidad de la persona, sin embargo, esto no es tan fácil, porque muchas veces esto trasciende mas allá de una necesidad física, es decir, puede que las insatisfacciones físicas tengan su origen en las carencias espirituales. Es por ello, que debemos examinarnos con mucho cuidado antes de creer tener la cura o solución a nuestro doble animo.
Bueno, es hora de consultar la guía del fabricante (BIBLIA), Dios creó al hombre pero como todo buen creador nos dejo una guía, que nos indica cómo funcionar bien y como cuidarnos para tener más vida útil.
La biblia dice en Santiago 1:6-8 “Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor. El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos.
Si tenemos alguna necesidad podemos pedir a nuestro Dios padre, pero con una condición “sin dudar” ¿Qué quiere decir esto? Que cuando pedimos con fe creyendo que nuestro padre conoce nuestra necesidad y que el va suplir conforme a su voluntad, nuestro animo, nuestra actitud debe cambiar, ese es el indicativo de que verdaderamente estamos confiados, independientemente de la respuesta de Dios, sea positiva o negativa, nada debe cambiar nuestro ánimo, porque cuando decimos conforme a su voluntad estamos delegando a Dios el derecho de juzgar si lo que estoy pidiendo es lo mejor para mi vida.
Ahora, lo dicho anteriormente no se aplica a necesidades básicas del ser humano, pues el señor fue muy claro en esto, dijo que él las suplirá.
Mat 6:25 Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?
Mat 6:31-34 No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.
¿Cómo podemos cambian esa mala condición de doble animo? La respuesta es Con fe, pero no con la medida de fe que nos fue dada a todos los seres humanos, me explico, Dios a todos los seres humanos nos dio la misma medida de fe, ni más ni menos.
Romanos 12:3 “Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno”
Sin embargo, podemos ver que hay personas que tienen más fe que otras, ¿Por qué? La respuesta está en 2 Tesalonicenses 1:3 “Debemos siempre dar gracias a Dios por vosotros, hermanos, como es digno, por cuanto vuestra fe va creciendo, y el amor de todos y cada uno de vosotros abunda para con los demás”
¿Cómo hacemos que nuestra fe crezca? La respuesta está en Romanos 10:17 “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios”
Ya sabemos que la fe es el antídoto para vencer el doble ánimo, y que también esta crece si oímos la palabra de Dios, y a medida que crece progresivamente la fe de forma inversa disminuye el doble ánimo en nosotros.
Ahora leamos en Jeremías 17:7-8 Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto.
Es evidente que estos versículos nos muestran a una persona que confía solo en Dios, en su voluntad y por ello su ánimo no es cambiante, es independientemente de las circunstancias en que se encuentre y siempre dará frutos para la obra del señor.
Pero también esta aquel de doble ánimo, que no da fruto, que se deja marchitar por las circunstancia, leamos en Jeremías 17:5-6 Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová. Será como la retama en el desierto, y no verá cuando viene el bien, sino que morará en los sequedales en el desierto, en tierra despoblada y deshabitada.
Este versículo nos revela un dato muy importante, el hombre de doble animo no confía en Dios, sino en lo que el mismo puede hacer en sus propias fuerzas, en lo que cree que otros pueden hacer por ellos, y por tal motivo, al menor fracaso cambia su ánimo.
David nos confirma en sus salmos como sanarnos del doble ánimo, leamos Salmo 1:1 Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado; Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará.
El cuerpo se debe alimentar de la palabra de Dios día a día para poder fortalecerse y nuestro ánimo será siempre firme y todo lo que hagamos prosperara, ¿por qué nos desanimamos? Porque dejamos de alimentarnos de la palabra de Dios y como consecuencia nos debilitamos espiritualmente y el enemigo aprovecha esa debilidad para poner tropiezos y hacerte caer.
Todo ser humano tiene que consumir alimentos saludables para mantenerse con la energía necesaria y realizar las actividades de cada día, si usted pasa un día sin ingerir alimentos le aseguro que al final del día se sentirá tan débil que cualquier cosa lo hará caer, su actitud cambia, su visión, se torna mal humorado, soñoliento, por supuesto que nada de lo que emprenda lo hará bien producto de su debilidad, del mismo modo se comporta el cuerpo ante la desnutrición espiritual, que trae como consecuencia falta del nutriente principal del cristiano “FE”, si esto falta usted cae fácilmente ante cualquier tentación del enemigo…
También podemos leer otros libros donde se habla de cómo ser un árbol plantado junto a corrientes de agua, que da fruto y su hoja no cae.
Ezequiel 47:1-12 se refiere a niveles de fe…
Apocalipsis 22:1-5 todo lo constituido en la tierra primero fue visto en el cielo y estos versículos nos revelan de donde nos alimentaremos de fe cuando estemos en el cielo.